UN PLEA DE VIAJE-UN NO DE LOS VIAJES AÉREOS

Como padre de niños pequeños, a menudo pienso en cómo será el mundo para ellos. ¿Cómo serán los informes de la calidad del aire? ¿Cuánto costará un galón de gasolina? ¿Acaso usarán gasolina? ¿Cómo serán las Lindsey Lohan o las Kardashian de 2040? En poco tiempo, internet lo ha cambiado todo. Estamos constantemente disponibles para todos. Mi hijo de 2 años puede encontrar un video de su adorado Rayo McQueen en un iPod y podemos grabarlo en nuestro televisor con un... Apple TVPuedes grabar un programa con tu teléfono si lo olvidaste en casa. Cuando yo era niño, todavía había teléfonos de disco; la marcación rápida y la llamada en espera eran las funciones más avanzadas que un teléfono podía ofrecer. Sigo intentando entender cómo funciona un fax. ¡Ay, la vida ha avanzado!, proclamo mientras escribo esto en mi portátil durante un vuelo... conectado a internet. Con todas estas mejoras, ¿será la gente la última en hacerlo?

Retrocedamos unos días. Es lunes por la mañana y me dirijo a La Guardia, sentado, escribiendo y pensando. Recuerdo a Don Draper mientras se dirigía a la luminosa y soleada Los Ángeles. Vestía traje y bebía whisky en su asiento en Pan Am. Ahora, miro alrededor del avión y, por pura casualidad, me asignaron un asiento junto a un tipo más cercano a Fred Sanford. Se había tomado la libertad de quitarse las sandalias y comer un sándwich de rosbif... a las 7:15. Mala imagen, y una sorpresa desagradable, a centímetros de mí mientras me embarco en un vuelo de cuatro horas. No puedo evitar mirar fijamente a mi vecino de a bordo. No soy de los que se quejan de la violación de las libertades civiles; estoy increíblemente agradecido con la TSA. Y gracias a los requisitos de la TSA, entiendo por qué la gente usa chanclas o sandalias en un vuelo. Es una preocupación menos mientras pasas apresuradamente por el control de seguridad hacia tu vuelo. Valoro la comodidad tanto como cualquier otra persona, bueno, no tanto como cualquier otra persona en este vuelo en particular, él ha alcanzado niveles de comodidad que superan con creces mis necesidades.
Lo que a uno le conviene, a otro le incomoda. Volviendo al tema, 7:15 a. m., 4 horas de vuelo, sentado junto a un pie descalzo, cruzando la pierna de vez en cuando. Un pie desnudo y sucio a centímetros de mí. Nada bien.

Aunque me encantaría recordar los años 60, cuando viajar en avión era todo un acontecimiento y la gente vestía como tal, llevaría a quienes tuvieran los pies un poco incómodos a que los cubrieran. Por favor. Hay muchísimos zapatos bonitos para su comodidad, caballeros. ¡Hagamos algo mejor por nuestros compañeros de viaje!

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